Hoy os traigo algo diferente, pero fácil, como siempre. Son truchas,
con un toque especial, para una cena, ¡porque no! Está rica, rica. Os animo a que la hagáis y luego me contáis. Estaré
con vosotros/as pronto. Ciao.
Cantidad: 4 personas
Tiempo: 15 minutos
2 Truchas de ½ kilo cada una o 4 de 250
Harina
4 cucharadas de aceite de oliva
150 gr. de mantequilla
2 limones
Perejil fresco
Sal
Pimienta.
Cuando compremos las truchas le diremos al pescadero, que
nos la limpie quitando la tripa. En casa procederemos a lavarlas y secarlas con
papel de cocina. Cuando estén bien secas las salpimentaremos al gusto, y las
pasaremos por harina varias veces, hasta que quede bien cubiertas de ella.
En una sartén pondremos a calentar el aceite de oliva y 50
gr. de mantequilla, una vez caliente freiremos las truchas, durante 5 minutos
por cada lado. Hay que tener cuidado cuando le demos la vuelta para que no se
rompa. Tienen que estar bien doraditas.
Mientras iremos preparando la decoración. Cogeremos uno de
los limones y lo pelaremos, cortaremos en rodajas y reservaremos. El limón que nos queda lo lavaremos bien y
también cortaremos en rodajas, pero esta vez con piel.
Picaremos el perejil y reservaremos algunas hojas enteras
para la decoración. En un cazo derretiremos la mantequilla restante.
Cuando las truchas estén, las pondremos sobre una fuente,
rociaremos con la mantequilla fundida, y decoraremos con las rodajas de limón,
poniendo encima de la misma las que no tienen piel, y las otras alrededor del
pescado. Esparciremos el perejil picado por encima y colocaremos las hojas
reservadas. Serviremos bien caliente. Podemos acompañarlo de una buena
ensalada.
¡Que aproveche!
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